Inicio Destacados Arepas venezolanas con toque de las Rías Baixas

Arepas venezolanas con toque de las Rías Baixas

Hace 20 años, Lyset Machado y su familia viajaron de Caracas a la ría de Vigo. No se atrevió a introducir el símbolo gastronómico de su país hasta el 2019, innovando a base de fusiones con pulpo, calamares, lacón…

Begoña Sotelino

En julio del 2019 abrió en Vigo Arepas da Ría, un pequeño restaurante familiar enclavado en el barrio de Coia (Martín Echegaray, 22), a unos metros de la famosa rotonda presidida por el barco de Alfageme. El negocio es el sueño de una venezolana que ha fusionado los sabores de su tierra natal con los de la de adopción.https://02b19874127a8bd27fd40dbc91746399.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

Hace 20 años, Lyset Machado llegó desde Caracas con su marido y sus dos hijos a Cangas do Morrazo, localidad con la que les unía un estrecho vínculo, ya que era donde nació su suegra y residía toda la familia española de su esposo. La villa marinera los acogió con los brazos abiertos cuando decidieron cruzar el charco al intuir que la situación en su país empeoraba y su hija necesitaba cuidados especiales. «Desde que llegué quise montar un negocio de hostelería con las arepas como bandera», cuenta la mujer. Las hacía y se las daba a probar a todo cuanto paisano, familiar y amigo se cruzaba por su nueva vida, pero reconoce que, aunque gustaban, no veía la receptividad suficiente para su apuesta profesional de futuro.

Así que se puso a trabajar en el sector, en lo que iba saliendo, lo que no era fácil porque su hija tenía problemas físicos y ella debía adaptar su horario laboral a las necesidades de la niña, que en aquella etapa recibía tratamientos de fisioterapia. Pero Lyset encajó muy bien en su nuevo hogar y, como recuerda, «tuve la suerte de dar en Cangas con gente maravillosa que me ayudó a hacerlo compatible». En este tiempo trabajó en restaurantes y dio clases de cocina en el colegio de Coiro al que acudían sus pequeños, que hoy son grandes (ella es enfermera y él, informático). A los ocho años de aterrizar en O Morrazo se trasladaron a vivir a Vigo y consiguió trabajo en la cafetería del IES Álvaro Cunqueiro, donde estudiaban sus críos (si algo se repite en cada etapa de su historia es la cercanía con ellos). Hasta que se fueron a seguir formándose fuera. «Ya tenía tiempo para mí y decidí montar Arepas da Ría, aquí, cerca de casa. Todo el mundo me decía que me fuera al centro, pero yo quería estar en mi barrio, que mis vecinos nos conociesen y nosotros a ellos», relata. Así fue como empezaron con una clientela fiel a la que podían llamar por su nombre. Pero con la pandemia les ocurrió al revés que a la mayoría de los negocios. «Nos cambió totalmente el concepto, nos abrió el mercado y llegamos más lejos», admite. Para tratar de salir adelante empezamos con la venta a domicilio: «Mi hijo nos echó una mano creando la pagina web y mi marido con los pedidos aunque ambos tienen sus empleos».

Desde el principio, la idea de Lyset Machado era llevar adelante un proyecto con las gastronomías venezolana y gallega como protagonistas, tirando a las Rías Baixas hasta en el nombre del local y las denominaciones de algunas arepas especiales, que se llaman como algunas playas y poblaciones de la zona, desde Vigo hasta Bueu: la Pinténs, con ternera; Hío, con lacón y pimentón; Cangas, con carrilleras; Udra, con jamón asado, la Berbés, con calamares; las Reina y Rei da Ría, con pulpo y con langostinos; o la más urbana, la Coia, con langostinos y toque asiático con curry. Todo ello sin olvidarse de las típicas arepas venezolanas, como la Pabellón, Reina Pepiada o la Pelúa, además de platos representativos como el asado negro y tostones, entrantes como los tequeños o postres como la tarta de maíz, la tres leches o el quesillo. «No tenemos todas siempre, vamos alternando porque lo hacemos todo aquí, también las salsas y masas con remolacha y zanahoria, té matcha, tinta de calamar o pesto en las que voy innovando», enumera la empresaria y cocinera. Cuenta que «para apreciarla bien, la arepa hay que comerla al poco de estar lista, por eso nos preocupa que el reparto funcione muy bien», asegura teniendo en cuenta, además, que ahora está limitado el aforo interior, de veinte a seis y la terraza, de ocho a la mitad.

Un poco de historia.

Maíz, picante y cilantro. La popularización del turismo en todo el mundo y el bum de la cocina internacional ayudaron a Lyset a no tener que explicar qué era una arepa como cuando llegó a Galicia. La masa hecha con harina de maíz horneada hasta quedar crujiente puede llevar en su interior de todo, aunque el pollo, la carne mechada, el aguacate y el queso son los ingredientes más populares. También lo es el cilantro y las salsas picantes, pero la responsable de Arepas da Ría es consciente de que el paladar de aquí no está acostumbrado, por eso prefiere poner ambas cosas aparte, para que cada cual lo eche a su gusto… o no lo eche.

Fuente https://www.lavozdegalicia.es/noticia/vigo/vigo/2021/03/11/arepa-venezolana-toque-rias-baixas/0003_202103V11C8991.htm

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Begoña Sotelino

En julio del 2019 abrió en Vigo Arepas da Ría, un pequeño restaurante familiar enclavado en el barrio de Coia (Martín Echegaray, 22), a unos metros de la famosa rotonda presidida por el barco de Alfageme. El negocio es el sueño de una venezolana que ha fusionado los sabores de su tierra natal con los de la de adopción.https://02b19874127a8bd27fd40dbc91746399.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

Hace 20 años, Lyset Machado llegó desde Caracas con su marido y sus dos hijos a Cangas do Morrazo, localidad con la que les unía un estrecho vínculo, ya que era donde nació su suegra y residía toda la familia española de su esposo. La villa marinera los acogió con los brazos abiertos cuando decidieron cruzar el charco al intuir que la situación en su país empeoraba y su hija necesitaba cuidados especiales. «Desde que llegué quise montar un negocio de hostelería con las arepas como bandera», cuenta la mujer. Las hacía y se las daba a probar a todo cuanto paisano, familiar y amigo se cruzaba por su nueva vida, pero reconoce que, aunque gustaban, no veía la receptividad suficiente para su apuesta profesional de futuro.

Así que se puso a trabajar en el sector, en lo que iba saliendo, lo que no era fácil porque su hija tenía problemas físicos y ella debía adaptar su horario laboral a las necesidades de la niña, que en aquella etapa recibía tratamientos de fisioterapia. Pero Lyset encajó muy bien en su nuevo hogar y, como recuerda, «tuve la suerte de dar en Cangas con gente maravillosa que me ayudó a hacerlo compatible». En este tiempo trabajó en restaurantes y dio clases de cocina en el colegio de Coiro al que acudían sus pequeños, que hoy son grandes (ella es enfermera y él, informático). A los ocho años de aterrizar en O Morrazo se trasladaron a vivir a Vigo y consiguió trabajo en la cafetería del IES Álvaro Cunqueiro, donde estudiaban sus críos (si algo se repite en cada etapa de su historia es la cercanía con ellos). Hasta que se fueron a seguir formándose fuera. «Ya tenía tiempo para mí y decidí montar Arepas da Ría, aquí, cerca de casa. Todo el mundo me decía que me fuera al centro, pero yo quería estar en mi barrio, que mis vecinos nos conociesen y nosotros a ellos», relata. Así fue como empezaron con una clientela fiel a la que podían llamar por su nombre. Pero con la pandemia les ocurrió al revés que a la mayoría de los negocios. «Nos cambió totalmente el concepto, nos abrió el mercado y llegamos más lejos», admite. Para tratar de salir adelante empezamos con la venta a domicilio: «Mi hijo nos echó una mano creando la pagina web y mi marido con los pedidos aunque ambos tienen sus empleos».

Desde el principio, la idea de Lyset Machado era llevar adelante un proyecto con las gastronomías venezolana y gallega como protagonistas, tirando a las Rías Baixas hasta en el nombre del local y las denominaciones de algunas arepas especiales, que se llaman como algunas playas y poblaciones de la zona, desde Vigo hasta Bueu: la Pinténs, con ternera; Hío, con lacón y pimentón; Cangas, con carrilleras; Udra, con jamón asado, la Berbés, con calamares; las Reina y Rei da Ría, con pulpo y con langostinos; o la más urbana, la Coia, con langostinos y toque asiático con curry. Todo ello sin olvidarse de las típicas arepas venezolanas, como la Pabellón, Reina Pepiada o la Pelúa, además de platos representativos como el asado negro y tostones, entrantes como los tequeños o postres como la tarta de maíz, la tres leches o el quesillo. «No tenemos todas siempre, vamos alternando porque lo hacemos todo aquí, también las salsas y masas con remolacha y zanahoria, té matcha, tinta de calamar o pesto en las que voy innovando», enumera la empresaria y cocinera. Cuenta que «para apreciarla bien, la arepa hay que comerla al poco de estar lista, por eso nos preocupa que el reparto funcione muy bien», asegura teniendo en cuenta, además, que ahora está limitado el aforo interior, de veinte a seis y la terraza, de ocho a la mitad.

Un poco de historia.

Maíz, picante y cilantro. La popularización del turismo en todo el mundo y el bum de la cocina internacional ayudaron a Lyset a no tener que explicar qué era una arepa como cuando llegó a Galicia. La masa hecha con harina de maíz horneada hasta quedar crujiente puede llevar en su interior de todo, aunque el pollo, la carne mechada, el aguacate y el queso son los ingredientes más populares. También lo es el cilantro y las salsas picantes, pero la responsable de Arepas da Ría es consciente de que el paladar de aquí no está acostumbrado, por eso prefiere poner ambas cosas aparte, para que cada cual lo eche a su gusto… o no lo eche.

Fuente https://www.lavozdegalicia.es/noticia/vigo/vigo/2021/03/11/arepa-venezolana-toque-rias-baixas/0003_202103V11C8991.htm

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