El abogado representó al ejecutivo venezolano de energía Alejandro Betancourt López, involucrado en presuntos casos de lavado de dinero y soborno
Cuando Rudolph W. Giuliani viajó a Madrid en agosto para consultar con un asesor superior del presidente ucraniano y presionar para que se llevaran a cabo las investigaciones políticas solicitadas por el presidente Trump, también se reunió con un cliente no identificado, con intereses muy distintos.
Durante su estancia en España, Giuliani permaneció en una finca perteneciente al ejecutivo venezolano de energía Alejandro Betancourt López, quien había contratado al abogado personal de Trump para que lo ayudara a lidiar con una investigación del Departamento de Justicia, sobre presuntos casos de lavado de dinero y soborno.
Un mes después, Giuliani era uno de los varios abogados que representaban a Betancourt en Washington.
Estos abogados se reunieron con el jefe de la división penal del Departamento de Justicia y con otros profesionales de las leyes del gobierno para argumentar que el acaudalado venezolano no debería enfrentar cargos penales como parte de un caso de lavado de dinero de $1.200 millones, presentado en Florida el año pasado.
La demanda penal alega que los altos funcionarios de la compañía petrolera estatal venezolana, junto a líderes empresariales y banqueros conspiraron para robarle dinero a la compañía y luego blanquearlo a través de compras de bienes raíces en Miami.
Aunque Betancourt no es uno de los ocho hombres acusados en el caso, si podría ser mencionado en denuncia penal como cómplice sin cargos. Muy contrario al caso de un primo quien sí esta plenamente identificado como participe del fraude.
La representación que Giuliani tiene de Betancourt es un ejemplo de cómo el abogado de Trump ha seguido ofreciendo sus servicios a clientes extranjeros, a pesar de que trabajó en nombre del presidente de EE.UU. Y muestra cómo Giuliani -que dice que se desempeñaba como abogado pro bono de Trump- ha usado su trabajo con estos clientes para financiar sus esfuerzos de encontrar municiones políticas en Ucrania que beneficien al presidente.
En respuesta a las interrogantes sobre su relación con Betancourt, Giuliani aseguró que “Este es un privilegio de abogado cliente”, por lo que no caería en mentiras o giros maliciosos.
Una posición que también mantuvo Eric Creizman, uno de los abogados de Giuliani, quien se negó a hacer comentarios.
Jon Sale, que es abogado de Betancourt, dijo que su cliente niega haber hecho algo malo y se negó a comentar la relación de Betancourt con Giuliani.
En el ojo del huracán
Giuliani, ex alcalde de Nueva York y principal fiscal federal de Manhattan, está ahora bajo la investigación de la oficina del fiscal de Estados Unidos que dirigió en su momento, ha presentado cargos de financiamiento de campañas contra dos de sus asociados, Lev Parnas e Igor Fruman.
Los investigadores están examinando el negocio de consultoría de Giuliani como parte de una amplia pesquisa sobre una serie de posibles crímenes, incluyendo fraude electrónico y violaciones de cabildeo extranjero, según personas familiarizadas con el asunto.
Fuente http://eltiempolatino.com/news/2019/nov/26/giuliani-fue-recibido-por-un-acaudalado-venezolano/