Cristina Galafate
Rodolfo y Belén, los padres de Boris Izaguirre (29 de septiembre de 1965, Caracas, Venezuela), se hicieron seguidores de la alimentación macrobiótica cuando el escritor y presentador de televisión apenas era un crío. «Aquello fue un verdadero trauma para mí. En mi casa sólo había remolacha, tofu y arroz integral. Así que iba por todas las casas de los amigos que visitaba comiéndome el fiambre como un desesperado», recuerda entre carcajadas.
Ahora, «entrado en años», bromea, piensa que esa decisión que entonces le parecía «muy loca» funcionó genial en la familia. «Nos ha dado a todos una piel estupenda. Yo siento que luzco muy joven».
No en vano, el venezolano se describe como «una belleza madura», que comenzó a cultivar con sólo 16 años. «Clinique lanzó su línea de hombre y empecé a usar hidratantes». Entonces, ya estaba familiarizado con las limpiadoras y tónicos de la mesilla de su madre. «Era bailarina, pero jamás se maquillaba fuera de escena y, cuando lo hacía, siempre ponía empeño en limpiar su rostro. Para ella era un proceso importante. Tuvo una piel magnífica hasta el último día de su vida«. Por eso, mientras la observaba con atención, solía decirle: «Mamá, yo voy a cuidarme como tú lo haces».
Crema de día, de noche… En el neceser de Boris Izaguirre no falta de nada. «Mi consejo para todos los chicos es que utilicen cremas desde muy jóvenes. Aunque cuando lo lean ya tengan 40 y crean que es demasiado tarde porque han perdido años de tratamiento, pueden imponerle a sus hijos esta buena costumbre de aplicar tratamiento». Otro de sus trucos es el uso de mascarillas de vitamina C. «Leí esta recomendación en una entrevista a Eva Longoria. El titular daba muchísima pereza, decía algo así como ‘me paso media vida en un avión y se me seca mucho la piel’. Y contaba cómo en los aeropuertos venden unas bolsitas con estas mascarillas tipo flash que refrescan e iluminan la tez».
Fuente http://www.elmundo.es/vida-sana/estilo-y-gastro/2017/12/01/5a16e983268e3e033a8b465e.html