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El avistamiento de delfines en Venezuela

Alberto Blanco 

Como he comentado en entregas pasadas actualmente el ecoturismo es una de las ramas del turismo que cuenta con el mayor número de participantes en el mundo, y cada año este número aumenta considerablemente. Los viajeros de hoy en día prefieren destinos naturales bien planificados, casi inalterados por el hombre, para apreciar y aprender de su ecología y cultura local. Cada vez es mayor el número de turistas con conciencia y sensibilidad ambiental que exigen un servicio y una guiatura especializada en lo ecológico de alta calidad.

Por otro lado, factores como la creciente contaminación atmosférica, la contaminación de los suelo, de las cuencas hidrográficas y de los océanos, la desaparición de especies de flora y fauna; la destrucción y fragmentación de los bosques, entre otros, que en conjunto y a largo plazo representan un peligro para la supervivencia del ser humano, pero que en lo pronto se convierte en una pérdida de la calidad de vida, han sido concluyentes para que en los últimos 30 años nacieran los movimientos ecologistas; y, por supuesto, el turismo no podía mantenerse al margen de esta situación y comenzó a adaptarse y a diseñar programas a favor de la conservación de nuestra biodiversidad. Por lo tanto, la aplicación correcta de un ecoturismo responsable y bien planificado es, sin duda, una de las herramientas más efectivas para la conservación de nuestras zonas naturales y biodiversidad.

Ahora bien, dentro del ecoturismo existen muchísimas tendencias, siendo la observación de aves la actividad ecoturística con mayor número de participantes en el mundo. Después de la observación de aves, el avistamiento de cetáceos (ballenas y delfines) es la actividad ecoturística que cuenta con más participantes y que genera más ingresos en todo el mundo.

Por ejemplo, Costa Rica que es cuatro veces más pequeña que el estado Amazonas y cinco veces menor que el estado Bolívar, está posicionada como el destino ecoturístico número uno del mundo, recibiendo más de 3.000.000 turistas en el año 2016, que viajan buscando la naturaleza más prístina posible. Su marca país anuncia con orgullo que el turista no encontrará ingredientes artificiales en su territorio. Venezuela bien pudiera superar esas cifras de visitantes, pero claro con una política seria en turismo, ofreciendo seguridad personal a nuestros turistas, buena infraestructura y por sobre todas las cosas una verdadera “cultura turística y de servicio”.

Ya entrando en materia de la actividad del avistamiento de cetáceos, en Venezuela los delfines continúan siendo grandes desconocidos para los venezolanos, pues se han dedicado pocos recursos a conocerlos y a darlos a conocer. No obstante, esta tendencia se ve revertida con el interés creciente de turistas que privilegian sus destinos vacacionales basados en la posibilidad de avistar delfines en su ambiente natural. Las costas de Venezuela, en especial las de los estados Aragua y Anzoátegui representan un excelente ecosistema marino para apreciar a estos cetáceos y aprender de ellos en todo el esplendor de su libertad.

En Venezuela podemos decir que estamos “en pañales” en cuanto a una sólida industria de observación de cetáceos, específicamente en delfines (como en cualquier actividad turística y sobre todo ecoturística), contando con un enorme potencial para explotar de forma responsable y sostenible esta maravillosa actividad que puede mejorar sin duda alguna la calidad de vida de las poblaciones locales costeras y de las dependencias federales.

A lo largo de toda la costa de Venezuela desde el Delta del Orinoco hasta la Goajira y en sus islas se puede disfrutar del avistamiento de delfines, y aunque no lo crean hasta en el río Orinoco y hasta el extremo más sur del Lago de Maracaibo. Las especies que podemos disfrutar de grandes espectáculos son el Delfín Manchado del Atlántico (Stenella frontalis), el Delfín Nariz de Botella (Tursiops truncatus), el Delfín Negro (Sotalia fluviatilis) el cuál es el más pequeño de todos y lo podemos observar en toda la costa de Venezuela incluso en el río Orinoco desde el Delta hasta Caicara y en todo el Lago de Maracaibo, ya que es una especie que tolera muy bien el agua salobre y dulce. También otra especie de Delfín de las que podemos disfrutar en nuestra costa e isla pero en más escaso es el Delfín Común (Delphinus capensis). También dentro de esta actividad entra la Tonina del Orinoco (Inia geoffrensis) la cual se puede observar en toda la cuenca del Orinoco, más fácilmente en los llanos.

Pero sin duda los dos sitios por excelencia para tener una verdadera experiencia del espectáculo que nos pueden brindar el “animal más inteligente del mundo después del hombre” y tener la certeza de poderlos ver son en el Parque Nacional Mochima entre Anzoátegui y Sucre, y en las costas de Aragua en la ruta de Ocumare de la Costa a la Ciénaga, en estos sitios les aseguro que tendrán la dicha de gozar de uno de los espectáculos más satisfactorios del reino animal, y les aseguro también que es una de las mejores terapias emocionales que podrán tener. Por lo menos una vez en la vida deben vivir esta experiencia.

Según mi amigo el biólogo marino Jaime Bolaños, especialista en cetáceos me cuenta que “Para el año 2008, se calculó que más de 10 millones de personas de todo el mundo tomó la decisión de elegir su destino vacacional basados en la posibilidad de avistar delfines o ballenas en su propio ambiente. Esa decisión generó ingresos totales superiores a US$ 10.000.000 en unos 500 poblados costeros, la mayoría de los cuales no cuenta con mejores alternativas para el mejoramiento de su calidad de vida.

La presencia de biólogos, naturalistas, educadores o guías entrenados a bordo de muchas de estas embarcaciones contribuye a dar sustentabilidad a la actividad, a sensibilizar al público y a obtener información científica de calidad, la cual puede ser utilizada por las autoridades ambientales y del turismo para el adecuado monitoreo, prevención y mitigación de posibles impactos”. Y Bolaños me comenta también que “En Venezuela, las cifras más recientes se remontan al año 2006. Ese año, unos 9000 turistas efectuaron viajes de observación de delfines a sitios tales como los parques nacionales Mochima (Anzoátegui y Sucre) y Ciénagas de Juan Manuel Aguas Blancas y Aguas Negras (Zulia), costa de Aragua, delta del Orinoco, Isla de Margarita y Ciudad Bolívar (Bolívar). La actividad contribuyó a generar importantes ingresos adicionales a unos 130 lancheros y cooperativistas de las mencionadas regiones.

Y según Hoyt e Iñíguez (2008), “el avistamiento de cetáceos en América Latina ha mostrado un fuerte y constante crecimiento desde 1998, incrementándose a una tasa promedio de 11,3% anual (1998-2006). Esto representa tres veces la tasa de crecimiento del turismo mundial y 4,7 veces la tasa de crecimiento del turismo en América Latina, durante aproximadamente el mismo período de tiempo. Actualmente 885.679 personas participan en actividades de avistamiento de cetáceos en América Latina, generando USD $79,4 millones en gastos directos (precio de los boletos) y USD $278,1 millones en gastos totales”.

No puedo terminar esta columna sin hacerle un muy merecido reconocimiento al biólogo marino, Jaime Bolaños, quién por años ha hecho una incansable labor de investigación y educación sobre los delfines del estado Aragua, con su Programa de “Conservación de delfines y diversidad biológica marino-costera en el municipio Ocumare de la Costa de Oro, estado Aragua, mediante el ecoturismo de base comunitaria”. Jaime lleva años educando, creando conciencia y sensibilidad a las poblaciones locales para la protección y conservación de estos extraordinarios mamíferos marinos y de la vital importancia para su conservación, tanto como para el sano equilibrio de nuestros ecosistemas marinos como de valor para una responsable industria ecoturística que les puede traer muchos beneficios.

Así que amigos les recuerdo que debemos vivir con responsabilidad ambiental y que el futuro de nuestras generaciones comienza por ti.

Alberto Blanco Dávila

Twitter: @AlbertBlancoD

Facebook: Alberto Blanco Dávila

Instagram: @explora_oficial

Fotografías: Alex Bolaños y Jaime Bolaños

 

Fuente http://www.eluniversal.com/noticias/guia-turistica/avistamiento-delfines-venezuela_673922

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Alberto Blanco 

Como he comentado en entregas pasadas actualmente el ecoturismo es una de las ramas del turismo que cuenta con el mayor número de participantes en el mundo, y cada año este número aumenta considerablemente. Los viajeros de hoy en día prefieren destinos naturales bien planificados, casi inalterados por el hombre, para apreciar y aprender de su ecología y cultura local. Cada vez es mayor el número de turistas con conciencia y sensibilidad ambiental que exigen un servicio y una guiatura especializada en lo ecológico de alta calidad.

Por otro lado, factores como la creciente contaminación atmosférica, la contaminación de los suelo, de las cuencas hidrográficas y de los océanos, la desaparición de especies de flora y fauna; la destrucción y fragmentación de los bosques, entre otros, que en conjunto y a largo plazo representan un peligro para la supervivencia del ser humano, pero que en lo pronto se convierte en una pérdida de la calidad de vida, han sido concluyentes para que en los últimos 30 años nacieran los movimientos ecologistas; y, por supuesto, el turismo no podía mantenerse al margen de esta situación y comenzó a adaptarse y a diseñar programas a favor de la conservación de nuestra biodiversidad. Por lo tanto, la aplicación correcta de un ecoturismo responsable y bien planificado es, sin duda, una de las herramientas más efectivas para la conservación de nuestras zonas naturales y biodiversidad.

Ahora bien, dentro del ecoturismo existen muchísimas tendencias, siendo la observación de aves la actividad ecoturística con mayor número de participantes en el mundo. Después de la observación de aves, el avistamiento de cetáceos (ballenas y delfines) es la actividad ecoturística que cuenta con más participantes y que genera más ingresos en todo el mundo.

Por ejemplo, Costa Rica que es cuatro veces más pequeña que el estado Amazonas y cinco veces menor que el estado Bolívar, está posicionada como el destino ecoturístico número uno del mundo, recibiendo más de 3.000.000 turistas en el año 2016, que viajan buscando la naturaleza más prístina posible. Su marca país anuncia con orgullo que el turista no encontrará ingredientes artificiales en su territorio. Venezuela bien pudiera superar esas cifras de visitantes, pero claro con una política seria en turismo, ofreciendo seguridad personal a nuestros turistas, buena infraestructura y por sobre todas las cosas una verdadera “cultura turística y de servicio”.

Ya entrando en materia de la actividad del avistamiento de cetáceos, en Venezuela los delfines continúan siendo grandes desconocidos para los venezolanos, pues se han dedicado pocos recursos a conocerlos y a darlos a conocer. No obstante, esta tendencia se ve revertida con el interés creciente de turistas que privilegian sus destinos vacacionales basados en la posibilidad de avistar delfines en su ambiente natural. Las costas de Venezuela, en especial las de los estados Aragua y Anzoátegui representan un excelente ecosistema marino para apreciar a estos cetáceos y aprender de ellos en todo el esplendor de su libertad.

En Venezuela podemos decir que estamos “en pañales” en cuanto a una sólida industria de observación de cetáceos, específicamente en delfines (como en cualquier actividad turística y sobre todo ecoturística), contando con un enorme potencial para explotar de forma responsable y sostenible esta maravillosa actividad que puede mejorar sin duda alguna la calidad de vida de las poblaciones locales costeras y de las dependencias federales.

A lo largo de toda la costa de Venezuela desde el Delta del Orinoco hasta la Goajira y en sus islas se puede disfrutar del avistamiento de delfines, y aunque no lo crean hasta en el río Orinoco y hasta el extremo más sur del Lago de Maracaibo. Las especies que podemos disfrutar de grandes espectáculos son el Delfín Manchado del Atlántico (Stenella frontalis), el Delfín Nariz de Botella (Tursiops truncatus), el Delfín Negro (Sotalia fluviatilis) el cuál es el más pequeño de todos y lo podemos observar en toda la costa de Venezuela incluso en el río Orinoco desde el Delta hasta Caicara y en todo el Lago de Maracaibo, ya que es una especie que tolera muy bien el agua salobre y dulce. También otra especie de Delfín de las que podemos disfrutar en nuestra costa e isla pero en más escaso es el Delfín Común (Delphinus capensis). También dentro de esta actividad entra la Tonina del Orinoco (Inia geoffrensis) la cual se puede observar en toda la cuenca del Orinoco, más fácilmente en los llanos.

Pero sin duda los dos sitios por excelencia para tener una verdadera experiencia del espectáculo que nos pueden brindar el “animal más inteligente del mundo después del hombre” y tener la certeza de poderlos ver son en el Parque Nacional Mochima entre Anzoátegui y Sucre, y en las costas de Aragua en la ruta de Ocumare de la Costa a la Ciénaga, en estos sitios les aseguro que tendrán la dicha de gozar de uno de los espectáculos más satisfactorios del reino animal, y les aseguro también que es una de las mejores terapias emocionales que podrán tener. Por lo menos una vez en la vida deben vivir esta experiencia.

Según mi amigo el biólogo marino Jaime Bolaños, especialista en cetáceos me cuenta que “Para el año 2008, se calculó que más de 10 millones de personas de todo el mundo tomó la decisión de elegir su destino vacacional basados en la posibilidad de avistar delfines o ballenas en su propio ambiente. Esa decisión generó ingresos totales superiores a US$ 10.000.000 en unos 500 poblados costeros, la mayoría de los cuales no cuenta con mejores alternativas para el mejoramiento de su calidad de vida.

La presencia de biólogos, naturalistas, educadores o guías entrenados a bordo de muchas de estas embarcaciones contribuye a dar sustentabilidad a la actividad, a sensibilizar al público y a obtener información científica de calidad, la cual puede ser utilizada por las autoridades ambientales y del turismo para el adecuado monitoreo, prevención y mitigación de posibles impactos”. Y Bolaños me comenta también que “En Venezuela, las cifras más recientes se remontan al año 2006. Ese año, unos 9000 turistas efectuaron viajes de observación de delfines a sitios tales como los parques nacionales Mochima (Anzoátegui y Sucre) y Ciénagas de Juan Manuel Aguas Blancas y Aguas Negras (Zulia), costa de Aragua, delta del Orinoco, Isla de Margarita y Ciudad Bolívar (Bolívar). La actividad contribuyó a generar importantes ingresos adicionales a unos 130 lancheros y cooperativistas de las mencionadas regiones.

Y según Hoyt e Iñíguez (2008), “el avistamiento de cetáceos en América Latina ha mostrado un fuerte y constante crecimiento desde 1998, incrementándose a una tasa promedio de 11,3% anual (1998-2006). Esto representa tres veces la tasa de crecimiento del turismo mundial y 4,7 veces la tasa de crecimiento del turismo en América Latina, durante aproximadamente el mismo período de tiempo. Actualmente 885.679 personas participan en actividades de avistamiento de cetáceos en América Latina, generando USD $79,4 millones en gastos directos (precio de los boletos) y USD $278,1 millones en gastos totales”.

No puedo terminar esta columna sin hacerle un muy merecido reconocimiento al biólogo marino, Jaime Bolaños, quién por años ha hecho una incansable labor de investigación y educación sobre los delfines del estado Aragua, con su Programa de “Conservación de delfines y diversidad biológica marino-costera en el municipio Ocumare de la Costa de Oro, estado Aragua, mediante el ecoturismo de base comunitaria”. Jaime lleva años educando, creando conciencia y sensibilidad a las poblaciones locales para la protección y conservación de estos extraordinarios mamíferos marinos y de la vital importancia para su conservación, tanto como para el sano equilibrio de nuestros ecosistemas marinos como de valor para una responsable industria ecoturística que les puede traer muchos beneficios.

Así que amigos les recuerdo que debemos vivir con responsabilidad ambiental y que el futuro de nuestras generaciones comienza por ti.

Alberto Blanco Dávila

Twitter: @AlbertBlancoD

Facebook: Alberto Blanco Dávila

Instagram: @explora_oficial

Fotografías: Alex Bolaños y Jaime Bolaños

 

Fuente http://www.eluniversal.com/noticias/guia-turistica/avistamiento-delfines-venezuela_673922

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