Los venezolanos no podrán retirar más de 10.000 bolívares (5 dólares) de cajeros y bancos ante la escasez de billetes
Por Alfredo Meza
Las calles de muchos barrios de Caracas son a diario un reguero de personas en fila que esperan, aunque después de tanto tiempo realmente lo que hacen es aguantar. La mayoría aguarda su turno para comprar alimentos, productos regulados como los que se empieza a ver cada vez con más frecuencia, eso sí a precios desorbitados para el venezolano medio. No son los únicos casos. El pasado martes, grupos de ancianos se agolpaban también ante los bancos para cobrar su pensión, con miras a la Navidad. Las filas son evidentes además en los bancos y en los cajeros automáticos. Al menos lo eran hasta este jueves.
La Superintendencia de Instituciones del Sector Bancario de Venezuela ha emitido una circular en la que ordena al sistema financiero que restrinja la entrega de dinero en efectivo a través de cajeros automáticos y las taquillas de los bancos. A partir del 1 de diciembre y hasta nuevo aviso, solo se podrán retirar hasta 10.000 bolívares diarios (unos cinco dólares, al cambio del mercado negro). No se han colocado límites para las operaciones electrónicas (transferencias) ni para el pago con tarjetas de débito. Hasta ahora, y dependiendo del banco, uno podía retirar del cajero entre 12.000 y 16.000 bolívares, aunque en los bancos prácticamente no había límite. De hecho, la exigencia de los venezolanos era que se pudiese sacar más efectivos de los cajeros automáticos.
La decisión acentúa la ya extenuante gestión de la vida diaria. Cada vez se encuentran más productos en las tiendas, muchos importados, pero no todos pueden comprarlos. Además, pagar en efectivo se ha vuelto una quimera. El martes, día en que los la mayoría de los venezolanos cobraron la mitad de su sueldo –el pago se suele hacer en dos quincenas – el trajín en los mercados era mayor que el habitual. Los problemas, los mismos. En un local de Chacao, zona de clase media del este de Caracas, una cajera de un supermercado contaba decenas de billetes con inusitada rapidez. La cliente, una señora ya mayor, le había entregado siete paquetes de 1.000 bolívares cada uno en billetes de 10, con los que compró arroz y salsa de tomate. Una rara avis. Cuando uno va a pagar con un billete de tan baja denominación, lo normal es toparse con mala cara y un gesto de negación. “A mi me lo aceptan porque ven que soy anciana y estoy enferma”, defendía la señora a la salida. En los bancos empieza a haber problemas porque los clientes se niegan a recibir billetes de 5 o de 10, los de más baja denominación, junto a los de 2, con los que no se puede pagar prácticamente nada. Saben que muchas veces se los negarán.
Fuente El País
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/11/17/america/1479400014_774717.html