por Andrea Carri
Comenta un forastero de mi cotidianidad “los humanos a veces caemos en tentaciones, lo que importan son las buenas intenciones”. Cabe acotar que dicho forastero pertenece a otra tierra, una dónde se puede caminar por sus calles urbanas sin sentirse como gacela en la mitad del desierto.
Y es que hasta qué punto podemos justificar los errores de un líder, errores que repercuten en el presente y lo que es peor, en el futuro derruido de una nación desgastada sólo porque el romanticismo idealista produce ese efecto placebo de creer en realidades utópicas que calman la sed del deseo de una sociedad perfecta y equilibrada.
Algunos juicios foráneos pueden enfermar nuestra dignidad nacional, debilitarla y encolerizarla.