Inicio Inmigración "Hay que abrirles los brazos a los inmigrantes"

«Hay que abrirles los brazos a los inmigrantes»

630uniestudiante

Por Mauricio Botero Caicedo

La principal arma con que cuenta un país para su desarrollo es el capital humano, concepto esbozado a mediados del siglo pasado por Theodore Schultz y Gary Becker, quienes argumentan que gran parte del crecimiento económico de las sociedades occidentales está correlacionada con el nivel de formación especializada que tienen los individuos de una sociedad.

De ahí viene la importancia para un país de tener instituciones de enseñanza a nivel mundial. Cuando en el sistema educativo priman las escuelas de tercera y las ‘universidades de garaje’, el capital humano es deficiente.

Las sociedades no siempre tienen que formar su propio capital humano. En ocasiones algunos países se han ganado la lotería cuando les llovieron inmigrantes, como es el caso del norte de Europa con la expulsión de los judíos de la península ibérica a finales del siglo XV. El país que más aprovechó las olas de inmigrantes desde su inicio fue Estados Unidos. Esta nación, con admirable generosidad, les brindó a los proletarios europeos múltiples oportunidades, incluyendo acceso masivo a la tierra. Esa es una de las poderosas razones por las cuales Estados Unidos floreció como ninguna otra nación.

El fin de semana pasado, al grito de “Libertad” y “gracias, Colombia”, 133.000 venezolanos cruzaron la frontera. Cerca de un 20 por ciento, o 25.000 de ellos, decidieron no regresar. A estos inmigrantes se les debe abrir los brazos porque existe la obligación moral de proteger a quienes huyen de una dictadura funesta como es aquella de Maduro. Debemos, como aconsejaba el papa Benedicto XVI, “acogerlos compartiendo sus gozos y sus esperanzas; apoyándolos en sus desventuras y tribulaciones y ayudándoles a que florezcan en su nuevo hogar”. Pero en vez de recibirlos con un abrazo de bienvenida, el Gobierno les ha propinado una bofetada. Humberto Velásquez, subdirector de Migraciones de la Cancillería, afirma: “Se ha dispuesto un operativo de policía para controlar a aquellas personas que han intentado viajar al interior del país.” Colombia, como se dice coloquialmente, se ha estado haciendo el loco con respecto a la tragedia de Venezuela porque Maduro, supuestamente, ha jugado un papel facilitador en La Habana. El alto gobierno, incluyendo al presidente y la canciller, saben que el gobierno venezolano, aparte de perseguir a sus ciudadanos, tolera —por no decir promueve— la permanencia de los narcoterroristas en Venezuela. Desde los estados limítrofes como Apure y Zulia no sólo se llevan a cabo ataques terroristas, sino que ahí se esconde a los secuestrados de las Farc y del Eln. Mientras que perseguimos policialmente a los inmigrantes venezolanos, toleramos la traición de Maduro. ¡Eso, además de cobarde, es insensato!

No cabe duda que atender a los inmigrantes venezolanos cuesta dinero, pero a mediano y largo plazo es un magnífico negocio. Los inmigrantes tienen lo que un ensayista inglés llamaba ‘el fuego del inmigrante’: trabajan incontables horas y crean bastante más riqueza que las sumas en que se incurre para integrarlos. Lo que es un disparate es utilizar a la Policía para perseguirlos y deportarlos. Como bien lo señala Carlos Alberto Montaner, “Cuando estamos en presencia de un naufragio la prioridad es auxiliar a los supervivientes. Por olvidar ese principio seis millones de judíos, medio millón de gitanos y decenas de miles de homosexuales fueron exterminados por los nazis en los años cuarenta del siglo pasado”.

Las políticas de migración de Colombia siempre han sido torpes y cortoplacistas. Por lo visto, siempre lo serán.

Fuente: El espectador

http://www.elespectador.com/opinion/hay-abrirles-los-brazos-los-inmigrantes

Populares

15 y 16 de noviembre encuentro «Nuevas cartografías de la traducción mundial»

La Universidad de Salamanca acoge el encuentro internacional «Nuevas cartografías de la traducción mundial» en conmemoración del 30 aniversario de la creación de la...

5 tips de la diseñadora venezolana Inés Sheero para vestir a la última sin ser esclava de la moda

La diseñadora, quien ha lanzado una colección en colaboración con Ángel Sánchez, reivindica la moda como expresión de nuestra personalidad y espiritualidad. En ocasiones, querer...

EE.UU. añade a Bolivia a la lista de países beneficiarios de visas temporales de trabajo

El Gobierno de Estados Unidos anunció este miércoles que añadió a Bolivia a la lista de países que pueden participar en los programas de...

Sánchez se presentará a la investidura el 15 de noviembre tras registrar la amnistía el lunes

Por Ketty Garat El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, se presentará a la sesión de investidura el próximo miércoles 15 de noviembre, según...
- PUBLICIDAD -

«Hay que abrirles los brazos a los inmigrantes»

630uniestudiante

Por Mauricio Botero Caicedo

La principal arma con que cuenta un país para su desarrollo es el capital humano, concepto esbozado a mediados del siglo pasado por Theodore Schultz y Gary Becker, quienes argumentan que gran parte del crecimiento económico de las sociedades occidentales está correlacionada con el nivel de formación especializada que tienen los individuos de una sociedad.

De ahí viene la importancia para un país de tener instituciones de enseñanza a nivel mundial. Cuando en el sistema educativo priman las escuelas de tercera y las ‘universidades de garaje’, el capital humano es deficiente.

Las sociedades no siempre tienen que formar su propio capital humano. En ocasiones algunos países se han ganado la lotería cuando les llovieron inmigrantes, como es el caso del norte de Europa con la expulsión de los judíos de la península ibérica a finales del siglo XV. El país que más aprovechó las olas de inmigrantes desde su inicio fue Estados Unidos. Esta nación, con admirable generosidad, les brindó a los proletarios europeos múltiples oportunidades, incluyendo acceso masivo a la tierra. Esa es una de las poderosas razones por las cuales Estados Unidos floreció como ninguna otra nación.

El fin de semana pasado, al grito de “Libertad” y “gracias, Colombia”, 133.000 venezolanos cruzaron la frontera. Cerca de un 20 por ciento, o 25.000 de ellos, decidieron no regresar. A estos inmigrantes se les debe abrir los brazos porque existe la obligación moral de proteger a quienes huyen de una dictadura funesta como es aquella de Maduro. Debemos, como aconsejaba el papa Benedicto XVI, “acogerlos compartiendo sus gozos y sus esperanzas; apoyándolos en sus desventuras y tribulaciones y ayudándoles a que florezcan en su nuevo hogar”. Pero en vez de recibirlos con un abrazo de bienvenida, el Gobierno les ha propinado una bofetada. Humberto Velásquez, subdirector de Migraciones de la Cancillería, afirma: “Se ha dispuesto un operativo de policía para controlar a aquellas personas que han intentado viajar al interior del país.” Colombia, como se dice coloquialmente, se ha estado haciendo el loco con respecto a la tragedia de Venezuela porque Maduro, supuestamente, ha jugado un papel facilitador en La Habana. El alto gobierno, incluyendo al presidente y la canciller, saben que el gobierno venezolano, aparte de perseguir a sus ciudadanos, tolera —por no decir promueve— la permanencia de los narcoterroristas en Venezuela. Desde los estados limítrofes como Apure y Zulia no sólo se llevan a cabo ataques terroristas, sino que ahí se esconde a los secuestrados de las Farc y del Eln. Mientras que perseguimos policialmente a los inmigrantes venezolanos, toleramos la traición de Maduro. ¡Eso, además de cobarde, es insensato!

No cabe duda que atender a los inmigrantes venezolanos cuesta dinero, pero a mediano y largo plazo es un magnífico negocio. Los inmigrantes tienen lo que un ensayista inglés llamaba ‘el fuego del inmigrante’: trabajan incontables horas y crean bastante más riqueza que las sumas en que se incurre para integrarlos. Lo que es un disparate es utilizar a la Policía para perseguirlos y deportarlos. Como bien lo señala Carlos Alberto Montaner, “Cuando estamos en presencia de un naufragio la prioridad es auxiliar a los supervivientes. Por olvidar ese principio seis millones de judíos, medio millón de gitanos y decenas de miles de homosexuales fueron exterminados por los nazis en los años cuarenta del siglo pasado”.

Las políticas de migración de Colombia siempre han sido torpes y cortoplacistas. Por lo visto, siempre lo serán.

Fuente: El espectador

http://www.elespectador.com/opinion/hay-abrirles-los-brazos-los-inmigrantes

Populares

15 y 16 de noviembre encuentro «Nuevas cartografías de la traducción mundial»

La Universidad de Salamanca acoge el encuentro internacional «Nuevas cartografías de la traducción mundial» en conmemoración del 30 aniversario de la creación de la...

5 tips de la diseñadora venezolana Inés Sheero para vestir a la última sin ser esclava de la moda

La diseñadora, quien ha lanzado una colección en colaboración con Ángel Sánchez, reivindica la moda como expresión de nuestra personalidad y espiritualidad. En ocasiones, querer...

EE.UU. añade a Bolivia a la lista de países beneficiarios de visas temporales de trabajo

El Gobierno de Estados Unidos anunció este miércoles que añadió a Bolivia a la lista de países que pueden participar en los programas de...

Sánchez se presentará a la investidura el 15 de noviembre tras registrar la amnistía el lunes

Por Ketty Garat El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, se presentará a la sesión de investidura el próximo miércoles 15 de noviembre, según...