Inicio Economía Crece temor por “default” de Venezuela, por precio del crudo

Crece temor por “default” de Venezuela, por precio del crudo

El desplome del precio del petróleo ha aumentado las apuestas de los inversionistas a que Venezuela no pagará su deuda externa de US$120.000 millones, un evento que desataría una desordenada batalla en torno a sus exportaciones de crudo y ahondaría la crisis política en la que se encuentra sumida.

El gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro ha seguido pagando la deuda en forma puntual, a pesar de que la economía atraviesa su peor crisis desde la independencia de España. Maduro reiteró esta semana la intención del país de hacer sus pagos.

Pocos inversionistas ponen en duda la voluntad de Venezuela de cumplir sus obligaciones. En los últimos años, el gobierno ha pagado a los tenedores de bonos en parte al reducir drásticamente la cantidad de dólares destinados a importar bienes, lo que ha producido una escasez generalizada. Lo que se cuestiona, no obstante, es la capacidad de pago del país.

“Venezuela está en un agujero económico; los precios del petróleo no hacen más que agravar el problema”, dice Anders Faergemann, que administra cerca de US$20.000 millones en deuda de mercados emergentes, incluyendo de Venezuela, en Pinebridge Investments, en Londres.

Los mercados prevén un barril de US$32 por el futuro previsible, una cifra muy por debajo del nivel de más de US$100 el barril del que Venezuela disfrutó durante años.

El crudo aporta 96% de los ingresos de Venezuela por sus exportaciones. El petróleo más pesado que el país exporta ronda los US$23 el barril, cerca del nivel de entre US$17 y US$18 que necesita para cubrir sus costos y empezar a generar una ganancia.

Una cesación de pagos en 2016 “se está volviendo cada vez más difícil de evitar”, escribió el economista Alejandro Arreaza del banco británico Barclays en un reciente informe. Si el precio del crudo se mantiene a US$32 el barril, Arreaza estima que Venezuela necesita dedicar 90% de sus ingresos petroleros este año al pago de sus obligaciones, incluyendo deuda soberana y dinero que le debe a China.

El costo de contratar el equivalente de un seguro contra una cesación de pagos de Venezuela ha aumentado en los últimos meses, lo que refleja el temor a un default. La semana pasada se ubicaba 63 puntos porcentuales por encima del costo de asegurar la deuda del Tesoro estadounidense, frente a 35 puntos porcentuales al final de noviembre. El alza implica que los inversionistas asignan una probabilidad cercana a 80% a que Venezuela entre en cesación de pagos durante los próximos 12 meses.

Maduro reconoció la semana pasada que el derrumbe del petróleo asesta un duro golpe a las finanzas del gobierno. “¿Cuántos países pueden mantenerse con un precio de US$22 por barril?”, preguntó en una intervención por cadena nacional el marte por la noche. “Pocos o casi ninguno”, respondió. El mandatario, no obstante, trató de calmar a los inversionistas. “Venezuela tiene ética y moral. Primero con la patria y también con los compromisos que tiene la República, que ha honrado y seguirá honrando”.

Venezuela ha tratado de eludir un default, que podría abrir la puerta a la incautación de sus exportaciones de petróleo, la única fuente de moneda extranjera de la cual puede depender para comprar alimentos y otros bienes de primera necesidad. Una cesación de pagos también podría implicar que otros activos vinculados con el sector petrolero, como embarcaciones y refinerías, terminen en manos de los acreedores.

El país debe pagar en febrero US$2.200 millones en principal e intereses. Esos bonos se transaban la semana pasada a 92 centavos por dólar, lo que indica una probabilidad de casi 10% de un default, una cifra alta si se toma en cuenta que sólo faltan algunas semanas para el vencimiento.

Sarah Glendon, economista de deuda soberana de Gramercy Funds, en Greenwich, Connecticut, que administra cerca de US$6.000 millones en activos que incluyen deuda venezolana, señala que es probable que el gobierno cumpla con el pago de febrero, pero que la situación se vuelve cuesta arriba después de esa fecha. Los próximos vencimientos importantes de la deuda tendrán lugar en octubre y noviembre, cuando el gobierno debe pagar US$1.000 millones y US$2.000 millones, respectivamente.

Glendon manifiesta que a los inversionistas les hubiera gustado que el triunfo de la oposición en las elecciones parlamentarias de diciembre hubiese conducido a una serie de reformas estructurales orientadas a apuntalar las finanzas del país. No obstante, el gobierno de Maduro ha luchado enérgicamente contra las iniciativas de la oposición y las reformas se han estancado. “Se observa una situación política muy desordenada. Además, los precios del petróleo son muy bajos. Los inversionistas se empiezan a preguntar si esta voluntad histórica de pagar se empieza a erosionar”, agrega.

Los inversionistas consideran que Venezuela es el país en desarrollo que representa el mayor riesgo y, por ende, al que le cobran las tasas más altas, según el índice global de bonos de mercados emergentes de J.P. Morgan. La semana pasada, Venezuela tenía que ofrecer a los inversionistas 37 puntos porcentuales más de rendimiento que la deuda comparable de Estados Unidos, muy por encima de la de Ucrania y Argentina.

En realidad, los pagos de la deuda externa son los únicos que el gobierno ha honrado en los últimos años.

Venezuela adeuda más de US$50.000 millones a las empresas privadas, desde contratistas de petróleo a aerolíneas y supermercados que necesitan dólares para importar insumos que van desde la harina al papel higiénico. Algunas de las principales aerolíneas han suspendido sus vuelos al país mientras que las automotrices y otros fabricantes han cerrado plantas luego de que el gobierno no pudo pagar las importaciones de partes y materiales que necesitaban.

Los efectos de la reducción de las importaciones se pueden apreciar en las colas que duran horas en los supermercados mientras las personas aguardan la llegada de productos de primera necesidad como la leche y los pañales desechables.

El banco central informó recientemente que los activos del país en moneda extranjera ascendían a US$35.500 millones en el tercer trimestre de 2015 y analistas de Barclays estima que la cifra cayó a US$27.600 millones en el cuarto trimestre. El banco británico calcula que la brecha de financiamiento para este año será de US$30.000 millones, lo que significa que Venezuela tendrá que usar la totalidad de sus activos en dólares o hallar otra forma de cubrirla.

Fuente: El Universal

http://www.estrategiaynegocios.net/centroamericaymundo/mundo/latinoamerica/923747-330/crece-temor-por-default-de-venezuela-por-precio-del-crudo

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El desplome del precio del petróleo ha aumentado las apuestas de los inversionistas a que Venezuela no pagará su deuda externa de US$120.000 millones, un evento que desataría una desordenada batalla en torno a sus exportaciones de crudo y ahondaría la crisis política en la que se encuentra sumida.

El gobierno socialista del presidente Nicolás Maduro ha seguido pagando la deuda en forma puntual, a pesar de que la economía atraviesa su peor crisis desde la independencia de España. Maduro reiteró esta semana la intención del país de hacer sus pagos.

Pocos inversionistas ponen en duda la voluntad de Venezuela de cumplir sus obligaciones. En los últimos años, el gobierno ha pagado a los tenedores de bonos en parte al reducir drásticamente la cantidad de dólares destinados a importar bienes, lo que ha producido una escasez generalizada. Lo que se cuestiona, no obstante, es la capacidad de pago del país.

“Venezuela está en un agujero económico; los precios del petróleo no hacen más que agravar el problema”, dice Anders Faergemann, que administra cerca de US$20.000 millones en deuda de mercados emergentes, incluyendo de Venezuela, en Pinebridge Investments, en Londres.

Los mercados prevén un barril de US$32 por el futuro previsible, una cifra muy por debajo del nivel de más de US$100 el barril del que Venezuela disfrutó durante años.

El crudo aporta 96% de los ingresos de Venezuela por sus exportaciones. El petróleo más pesado que el país exporta ronda los US$23 el barril, cerca del nivel de entre US$17 y US$18 que necesita para cubrir sus costos y empezar a generar una ganancia.

Una cesación de pagos en 2016 “se está volviendo cada vez más difícil de evitar”, escribió el economista Alejandro Arreaza del banco británico Barclays en un reciente informe. Si el precio del crudo se mantiene a US$32 el barril, Arreaza estima que Venezuela necesita dedicar 90% de sus ingresos petroleros este año al pago de sus obligaciones, incluyendo deuda soberana y dinero que le debe a China.

El costo de contratar el equivalente de un seguro contra una cesación de pagos de Venezuela ha aumentado en los últimos meses, lo que refleja el temor a un default. La semana pasada se ubicaba 63 puntos porcentuales por encima del costo de asegurar la deuda del Tesoro estadounidense, frente a 35 puntos porcentuales al final de noviembre. El alza implica que los inversionistas asignan una probabilidad cercana a 80% a que Venezuela entre en cesación de pagos durante los próximos 12 meses.

Maduro reconoció la semana pasada que el derrumbe del petróleo asesta un duro golpe a las finanzas del gobierno. “¿Cuántos países pueden mantenerse con un precio de US$22 por barril?”, preguntó en una intervención por cadena nacional el marte por la noche. “Pocos o casi ninguno”, respondió. El mandatario, no obstante, trató de calmar a los inversionistas. “Venezuela tiene ética y moral. Primero con la patria y también con los compromisos que tiene la República, que ha honrado y seguirá honrando”.

Venezuela ha tratado de eludir un default, que podría abrir la puerta a la incautación de sus exportaciones de petróleo, la única fuente de moneda extranjera de la cual puede depender para comprar alimentos y otros bienes de primera necesidad. Una cesación de pagos también podría implicar que otros activos vinculados con el sector petrolero, como embarcaciones y refinerías, terminen en manos de los acreedores.

El país debe pagar en febrero US$2.200 millones en principal e intereses. Esos bonos se transaban la semana pasada a 92 centavos por dólar, lo que indica una probabilidad de casi 10% de un default, una cifra alta si se toma en cuenta que sólo faltan algunas semanas para el vencimiento.

Sarah Glendon, economista de deuda soberana de Gramercy Funds, en Greenwich, Connecticut, que administra cerca de US$6.000 millones en activos que incluyen deuda venezolana, señala que es probable que el gobierno cumpla con el pago de febrero, pero que la situación se vuelve cuesta arriba después de esa fecha. Los próximos vencimientos importantes de la deuda tendrán lugar en octubre y noviembre, cuando el gobierno debe pagar US$1.000 millones y US$2.000 millones, respectivamente.

Glendon manifiesta que a los inversionistas les hubiera gustado que el triunfo de la oposición en las elecciones parlamentarias de diciembre hubiese conducido a una serie de reformas estructurales orientadas a apuntalar las finanzas del país. No obstante, el gobierno de Maduro ha luchado enérgicamente contra las iniciativas de la oposición y las reformas se han estancado. “Se observa una situación política muy desordenada. Además, los precios del petróleo son muy bajos. Los inversionistas se empiezan a preguntar si esta voluntad histórica de pagar se empieza a erosionar”, agrega.

Los inversionistas consideran que Venezuela es el país en desarrollo que representa el mayor riesgo y, por ende, al que le cobran las tasas más altas, según el índice global de bonos de mercados emergentes de J.P. Morgan. La semana pasada, Venezuela tenía que ofrecer a los inversionistas 37 puntos porcentuales más de rendimiento que la deuda comparable de Estados Unidos, muy por encima de la de Ucrania y Argentina.

En realidad, los pagos de la deuda externa son los únicos que el gobierno ha honrado en los últimos años.

Venezuela adeuda más de US$50.000 millones a las empresas privadas, desde contratistas de petróleo a aerolíneas y supermercados que necesitan dólares para importar insumos que van desde la harina al papel higiénico. Algunas de las principales aerolíneas han suspendido sus vuelos al país mientras que las automotrices y otros fabricantes han cerrado plantas luego de que el gobierno no pudo pagar las importaciones de partes y materiales que necesitaban.

Los efectos de la reducción de las importaciones se pueden apreciar en las colas que duran horas en los supermercados mientras las personas aguardan la llegada de productos de primera necesidad como la leche y los pañales desechables.

El banco central informó recientemente que los activos del país en moneda extranjera ascendían a US$35.500 millones en el tercer trimestre de 2015 y analistas de Barclays estima que la cifra cayó a US$27.600 millones en el cuarto trimestre. El banco británico calcula que la brecha de financiamiento para este año será de US$30.000 millones, lo que significa que Venezuela tendrá que usar la totalidad de sus activos en dólares o hallar otra forma de cubrirla.

Fuente: El Universal

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