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La venezolanización de Bogotá ha parado

Venezolanos en Colombia 3 Colombia está en mora de exigir para los compatriotas en Venezuela el mismo trato que les damos a los suyos que han emigrado a esta tierra.

Conozco edificios en donde la mayoría de sus vecinos no son colombianos pero se parecen, en la ciclovía es cada vez es mas frecuente una “cachucha” a tres colores con estrellas blancas, y hasta el cierre del Festival Estéreo Picnic” fue por cuenta de Amigos Invisibles -para los que no lo sepan una banda de ese país-.
Cada vez en Bogotá se ven más venezolanos en todas partes, abriendo negocios, invirtiendo en inmuebles, buscando oportunidades o simplemente huyendo.
Colombia, y hay que decirlo con orgullo, ha sido superior a muchos países latinoamericanos que en el pasado nos rechazaron y culparon por provenir de un estado fallido, en el tiempo en que los colombianos eran obligados a salir por millares buscando no morir a destiempo. Ahora que quienes corren son los venezolanos, nos hemos portado mucho mejor que eso y los recibimos y recibiremos con la generosidad que es adecuada, a la tragedia que su gobierno representa.
Lo curioso es que la migración se ha detenido desde el año pasado y no por cuenta de disposiciones del gobierno colombiano sino por la estupidez consiente del venezolano, que canceló los beneficios migratorios a nuestros ciudadanos, lo que nos obligó a suspender las normas que permitían beneficios a los suyos.
Un venezolano podía entrar a Colombia “porque sí”, es decir sin el cumplimiento de requisitos de trabajo, inversión o misión especifica, debido a los beneficios que le permitía la “VISA MERCOSUR”. La única condición era la reciprocidad, es decir pedirle al gobierno venezolano que diera idénticos beneficios a los que nosotros estábamos brindando, en cumplimiento del principio no jurídico según el cual “yo lo trato como usted me trate a mi”, una solicitud de imposible cumplimiento para las autoridades venezolanas.
Por cuenta de la crisis en el último semestre del 2014 se registraron 66 millones de dólares en inversión extranjera directa, a lo largo de estos años en el país se han establecidos empresas como Locatel, Proseins, Farmatodo, Delcop, Polar; es decir dividendos para Colombia, crecimiento, inversión y empleo en beneficio del país.
Contrario a lo que sucede en otros países y tiempos, la migración venezolana no son millones de bocas que alimentar, es capital que ataca a su gobierno huyendo, son cerebros y profesionales fugados que buscan oportunidades para hacer lo que saben y aprendieron. Son para el gobierno venezolano “pitillanquis” y “vendepatrias” que aportan mucho al desarrollo del país y de Bogotá, como en el pasado migrantes de muchas partes aportaron al desarrollo de las grandes ciudades.
Hoy ya no es posible que un venezolano venga con las facilidades que podía hacerlo hace apenas un par de meses, hoy deben escoger entre una visa de trabajador o de inversionista, en ambos casos necesitan empresas o capital por valor de 100 salarios mínimos mensuales legales vigentes ,es decir para el 2015 64.350.000.
Es muy importante para Colombia que Caracas restablezca el otorgamiento de visas Mercosur, no solo para que los colombianos puedan ir a Venezuela con facilidad, sino para que nosotros podamos seguir recibiendo los supuestos “pitiyanquis” en condiciones favorables para sus inversiones, pero sobre todo para sus vidas.
No hay nada más que los colombianos podamos hacer, los millones de compatriotas que están en Venezuela tienen derecho a que exijamos algo de respeto por las normas que obligan al gobierno ilegitimo de dicho país a tratarnos con la preferencia no de hermanos (aunque lo somos), no de vecinos (que también), sino de partes extrañas que tienen un acuerdo firmado de carácter obligatorio.
Más información sobre temas jurídicos en nuestra página de Abogados en Colombia y Crear empresa en Colombia.

Fuente: http://www.pulzo.com/

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Lo curioso es que la migración se ha detenido desde el año pasado y no por cuenta de disposiciones del gobierno colombiano sino por la estupidez consiente del venezolano, que canceló los beneficios migratorios a nuestros ciudadanos, lo que nos obligó a suspender las normas que permitían beneficios a los suyos.
Un venezolano podía entrar a Colombia “porque sí”, es decir sin el cumplimiento de requisitos de trabajo, inversión o misión especifica, debido a los beneficios que le permitía la “VISA MERCOSUR”. La única condición era la reciprocidad, es decir pedirle al gobierno venezolano que diera idénticos beneficios a los que nosotros estábamos brindando, en cumplimiento del principio no jurídico según el cual “yo lo trato como usted me trate a mi”, una solicitud de imposible cumplimiento para las autoridades venezolanas.
Por cuenta de la crisis en el último semestre del 2014 se registraron 66 millones de dólares en inversión extranjera directa, a lo largo de estos años en el país se han establecidos empresas como Locatel, Proseins, Farmatodo, Delcop, Polar; es decir dividendos para Colombia, crecimiento, inversión y empleo en beneficio del país.
Contrario a lo que sucede en otros países y tiempos, la migración venezolana no son millones de bocas que alimentar, es capital que ataca a su gobierno huyendo, son cerebros y profesionales fugados que buscan oportunidades para hacer lo que saben y aprendieron. Son para el gobierno venezolano “pitillanquis” y “vendepatrias” que aportan mucho al desarrollo del país y de Bogotá, como en el pasado migrantes de muchas partes aportaron al desarrollo de las grandes ciudades.
Hoy ya no es posible que un venezolano venga con las facilidades que podía hacerlo hace apenas un par de meses, hoy deben escoger entre una visa de trabajador o de inversionista, en ambos casos necesitan empresas o capital por valor de 100 salarios mínimos mensuales legales vigentes ,es decir para el 2015 64.350.000.
Es muy importante para Colombia que Caracas restablezca el otorgamiento de visas Mercosur, no solo para que los colombianos puedan ir a Venezuela con facilidad, sino para que nosotros podamos seguir recibiendo los supuestos “pitiyanquis” en condiciones favorables para sus inversiones, pero sobre todo para sus vidas.
No hay nada más que los colombianos podamos hacer, los millones de compatriotas que están en Venezuela tienen derecho a que exijamos algo de respeto por las normas que obligan al gobierno ilegitimo de dicho país a tratarnos con la preferencia no de hermanos (aunque lo somos), no de vecinos (que también), sino de partes extrañas que tienen un acuerdo firmado de carácter obligatorio.
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