Aragua ha significado mucho para Desorden Público. La noche del sábado eso quedó confirmado, cuando el muy pospuesto concierto de celebración de los 30 años de la emblemática banda del ska venezolano, fue un derroche de energía, música y lo naif y provocadora que puede ser esta agrupación.
Eran las 9:30 de la noche cuando en el Forum de la UBA, un video biográfico daba la señal de salida para el muy esperado evento. Bajó el telón y con “Políticos Paralíticos” comenzó el capítulo “transgresor” del concierto con “Normal”, “Dónde está el Futuro”, “Clon”, “Todo está muy Normal”, “Cursi” y muchos más. Vendrían tres “sets” más con “cierre” de telón, cambio de ambientación y respectivos videos de saludos cumpleañeros, repasos al pasado y confesiones de músicos, uno el más caribeño, otro el cabaretero -y desenchufado- y el cierre con los éxitos que todos esperaban: “Tiembla”, “Allá Cayó”, “Valle de balas” y más, aparte del estreno de A mí me gusta el Desorden”, para rematar con el icónico “Esto es Ska”.
Calificado como un “conciertazo”, este espectáculo duró casi 3 horas y demostró que Desorden Público está en plena forma, cómodo desde su pedestal de vocero del presente, gracias a canciones que adquieren cada vez más vigencia. Lo provocador no se les ha quitado y en muchas ocasiones hablaron a veces con ironía y en otras frontalmente de la política del país, de quienes pensaron que sus fanáticos podían destruir el Teatro de la Ópera (“no somos primates” “Nos gusta construir, no destruir”, serían algunas de las frases de Caplis y Horacio Blanco, que salpicaron el show).
Difícilmente una banda de otro lugar del planeta puede ser tan descarada en fusiones, así se superpusieron, se alternaron y se explayaron el realismo mágico, lo caribeño, lo religioso, urbano y hasta ese momento “cabaretero”, denso y oscuro con Horacio Blanca sin guitarra, pero ataviado de “Diablo”, hecho con cierto egoísmo para satisfacerse como músicos.
Abarcar en esta línea lo atestiguado la noche del sábado, sería casi imposible. Se trata de una puesta en escena compleja que pocas regiones han disfrutado, pero como Aragua tiene gran espacio en la memoria de Desorden Público, no podían privar a nuestro estado del honor de desordenarse abiertamente, y saber “Donde está el futuro” desde la potente nostalgia.