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Venezolanos se marchan a Uruguay

uruguay

Tres venezolanos solicitan por día la residencia en Uruguay e incluso tres personas pidieron el refugio político. Huyen por miedo y por la escasez. Y por más que no están habilitados para votar en las elecciones parlamentarias del próximo 6 de diciembre, algunos optan por dar su voz.

Pedro llegó con más de 20 marcas de tortura en su cuerpo y otras tantas secuelas. En la mochila, una bolsa de tela remendada y sucia, trajo algo de ropa y unos papeles en los que se lo acusa de querer desestabilizar al gobierno chavista. Hace un mes pisó Montevideo escapando de un régimen que está dispuesto a encarcelarlo por sus pensamientos y acciones, a pesar de que él está convencido de que no hay nada ilegal en su forma de proceder. En Uruguay pidió refugio político.

Con él son tres los venezolanos que piden asilo político en Uruguay, un dato no menor si se tiene en cuenta que por ser integrantes del Mercosur pueden gestionar la residencia con solo presentar el pasaporte y los antecedentes penales. La escasez que vive el país tropical que lleva a tener que presentar la partida de nacimiento para comprar pañales, la inseguridad que tiene su máximo exponente en los secuestros —el hermano del entrenador uruguayo Gustavo Poyet es un fiel testigo—, y la represión política de cara a las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, están dando sus resultados: más de dos millones de venezolanos salieron en busca de nuevos horizontes.

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No es una migración pasajera, menos aún en una revolución bolivariana —o régimen chavista— que está anclada al poder desde hace 16 años. De ahí que la residencia sea el camino que está transitando buena parte de los exiliados (con o sin título de tales). Tres venezolanos piden por día residencia en Uruguay (1.135 en un año), tres veces más que hace un lustro. Y otros tantos vienen a ver qué tal es el país. Entre enero y octubre de este año solo por el Aeropuerto Internacional de Carrasco ingresaron 3.683 venezolanos.

La historia de Pedro —nombre ficticio por razones de seguridad—, como la de tantos otros venezolanos, sale a la luz en un momento en que en Sudamérica se debate el apoyo al régimen que encabeza Nicolás Maduro. Una carta que envió el ex canciller uruguayo Luis Almagro, hoy secretario general de la OEA, despertó las dudas sobre las elecciones parlamentarias que se celebrarán dentro de dos semanas. Y acumuló críticas del «socialismo tropical», incluso en parte de la propia izquierda (ver nota aparte).

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Pedro (21) estaba bastante lejos de esos enredos políticos. Vivía en Mérida, una ciudad estudiantil en la cordillera andina, donde cursaba Ingeniería Química. La situación presupuestal de la Universidad de Los Andes, su universidad y la más grande del país, lo llevó a cambiar las ecuaciones por manifestaciones callejeras. Lo que empezó con ese reclamo económico —hoy un docente venezolano gana 15 dólares al mes en el mercado negro— terminó en una puja política desde que cumplió la mayoría de edad.

Hay un día que este estudiante venezolano no va a olvidar: el 27 de enero de 2015. Poco después de las siete de la tarde, cuando la marcha por la avenida principal ya se había apaciguado, unos hombres armados ordenaron que Pedro y sus tres acompañantes bajasen del auto en el que viajaban y que fueran conducidos a la sede de inteligencia. Allí había otros 15 manifestantes detenidos. Tuvo que desvestirse: recibió choques de electricidad, le hicieron orinar en un hoyo que traía el agua sucia de otros baños, «cantar» el nombre de sus otros compañeros estudiantes, y hasta entonar canciones chavistas como «Viva la patria».

Tres días después de la detención, frente a frente con la doctora que revisaba sus heridas, vio cómo los policías ordenaban a la médica no anotar las secuelas que el joven traía en su cuerpo. La golpiza le dejó las 20 marcas que trajo a Uruguay, una mirada triste y, sobre todo, miedo. No quiere narrar demasiado sobre su fuga. Cuenta que fue liberado con la ayuda de abogados de la universidad y que destituyeron al juez que determinó su absolución. A los pocos días le iniciaron un juicio por tenencia de armas, mechas para preparar bombas molotov, un chaleco antibalas y panfletos que incitaban a derrocar al presidente. «Era todo mentira, apenas tenía una franela con los colores de Venezuela», recuerda. «Un actuario me comentó que el gobierno tenía la intención de ponerme en prisión por, al menos, 15 años». El motivo era encabezar la manifestación junto a otros 200 alumnos. Y recién ahí optó por huir.

Hizo más de 80 horas en auto, cruzó la frontera y luego tomó un avión. Sin dar demasiados detalles, dice que llegó a Montevideo porque ahí viven otros dos exestudiantes de la Universidad de Los Andes. Gastón, uno de esos camaradas que están en el país desde hace 10 meses, le ofreció su casa. Un mes después sale a hablar porque «aquí (en Uruguay) pintan a Venezuela como el socialismo víctima del imperialismo, y esa no es la verdad… está muy lejos de los valores socialistas». Quizás esa falsa imagen es la que más le molesta: «Soy de izquierda y, sin embargo los estudiantes de la FEUU me ven como a un facho».

La vuelta

Estela Mastromatteo (54) tuvo su primer shock político cuando tenía siete años. Sus padres, militantes socialistas, fueron detenidos en Montevideo luego de grafitear tras la muerte del estudiante Líber Arce. Tiempo después, ya en dictadura, a su padre le prohibieron seguir dando clases de Dibujo en los liceos. La familia se refugió en Venezuela y agradeció «el gesto que tuvo el gobierno de ese país al romper relaciones con Uruguay por el secuestro de la maestra (Elena Quinteros)».

Estela dejó en Montevideo a un novio de la adolescencia, pero se llevó sus «ideales de izquierda». Por esa tradición, en 1999 votó por Hugo Chávez, un militar devenido en político que daba largos discursos prometiendo «un cambio de modelo». Menos de un año después, ella y sus compañeros de Bibliotecología se decepcionaron. «Los intelectuales que acompañaron al chavismo huyeron y primó el interés del poder».

A la frustración política le siguió el temor: «Las calles comenzaron a llenarse de motociclistas con ametralladoras, en todas las familias conocemos a alguien que secuestraron o mataron, y en las marchas de universitarios nos empezaron a disparar», recuerda esta uruguaya que retornó al país hace cuatro años.

En Uruguay se reencontró con su amor de cuando tenía 14 años, pero no pudo olvidar lo que vivió en Caracas. Uno de sus hijos sigue estando allí y eso le «da miedo». La adaptación tampoco le fue fácil: no pudo ingresar a trabajar en la Universidad de la República para seguir con su tarea de académica, y siente que el gobierno los trata (a ella y al resto de los retornados) «peor que a los sirios, a ellos al menos les dan un pedazo de tierra», admite sin esconder la desilusión. Estela respira profundo, hace una pausa como midiendo sus palabras, y lanza: «No puedo aceptar que el Frente Amplio sea cómplice, estuve junto a mi padre en el primer acto del Frente y ahora reaccionan así… me siento traicionada porque saben todo lo que pasa en Venezuela y prefieren callar».

MON02. MONTEVIDEO (URUGUAY), 19/09/2015.- Venezolanos residentes en Uruguay se manifiestan hoy, sábado 19 de septiembre de 2015, frente a la sede del Mercosur en Montevideo (Uruguay). Los manifestantes reclamaron la libertad del opositor venezolano Leopoldo López y el respeto a los derechos humanos en el país caribeño. EFE/Rubén Figueroa
EFE/Rubén Figueroa

La voz

«La verdad al final se sabe. Fiscal habla de falsas pruebas y presión del Gobierno en caso de López». Ese fue el último tuit en la cuenta @Veneguayos, un movimiento de venezolanos que viven en Uruguay y que, en forma espontánea, comenzaron a reunirse. Hoy cuentan con 601 seguidores en Twitter y 413 en Facebook. Son los portavoces de la oposición venezolana. Los encuentros comenzaron hace dos elecciones. Unas diez venezolanas que residen en Uruguay decidieron juntarse para debatir sobre la situación política del país tropical. El grupo fue creciendo y llegó a congregar a más de 100 personas en una reunión. De a poco pasaron a ser los referentes de la comunidad antichavista y el nexo entre la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y los legisladores uruguayos. «La MUD es la agrupación de 21 partidos políticos que se unen solo a efectos electorales para hacerle sombra al chavismo», explica Fernanda Escuder, una de las integrantes de la organización en Uruguay. Los resultados de las últimas encuestas les dan a los opositores una ventaja de entre 20 y 30 puntos, dependiendo de la consultora. De confirmarse estos resultados, el régimen pierde la mayoría parlamentaria y Maduro queda al borde de un referéndum revocatorio. De ahí que fuera el propio presidente venezolano quien intimara a la población. En su programa de televisión de esta semana dijo sobre un posible gobierno de la oposición: «Si los dejamos… porque si se atrevieran, en la película del terror les apagamos el televisor, y nosotros sabemos cómo. A buen entendedor… pocas palabras».

En estas elecciones, al ser solo parlamentarias, los venezolanos del exterior no están autorizados a votar. Claudia Briceño, una de las activistas antirrégimen, piensa viajar de todos modos. «Siento esa obligación, así como en Uruguay siento la necesidad de difundir lo que pasa».

En Venezuela la inflación está en el 600%. Sencillo: con el dinero que hace tres años costaba una casa, hoy un ciudadano se compra una licuadora. Esto lleva a que a los exiliados políticos se les sume el exilio económico. El 88% de los inmigrantes está en edad laboral. «Esto nos hizo dejar un poco de lado la política y tener que atender a los compatriotas que están llegando en masa», señala Vanessa Sarmiento, otra de la militantes de @Veneguayos.

Vanessa hace 16 años que está en Uruguay, Fernanda hace seis, Claudia hace cinco, Estela hace cuatro, Gastón hace 10 meses y Pedro hace uno. Y todos siguen sintiendo el temor. Pedro lo resume: «Temí por la prisión y mi vida».

Astoristas frenaron resolución de apoyo al chavismo.

VALERIA GIL

La situación de Venezuela divide en dos al Frente Amplio. Están los que defienden a capa y espada al gobierno del presidente Nicolás Maduro, y los que ponen bajo sospecha las elecciones legislativas que se realizarán el 6 de diciembre. De un lado está el expresidente José Mujica (MPP), y del otro el ministro de Economía Danilo Astori (Asamblea Uruguay), quien consideró «magnífica» la carta en la cual el excanciller y secretario general de la OEA, Luis Almagro, advierte que «no está garantizada la transparencia electoral» en ese país tropical.

El tema estuvo sobre el tapete ayer en la reunión de la Mesa Política del Frente, donde las bases de Montevideo propusieron una declaración en apoyo al «proceso electoral transparente» en Venezuela.

Además, el texto sugerido ponía como eje central la observación electoral realizada en Venezuela en 20 instancias anteriores, la cual fue avalada incluso por la Fundación Carter de Estados Unidos.

Si bien no se hacía directa referencia a Almagro, la declaración impulsada por las bases contradecía la demoledora carta de 18 páginas que escribió el secretario general de la OEA. De este modo, el planteo abrió una discusión entre el astorismo, las bases y el Movimiento de Participación Popular (MPP).

«Yo esa resolución no la voto», dijo en la reunión el delegado del Nuevo Espacio en la Mesa Política, Carlos Calvo, contaron a El País participantes del encuentro. Ante esta negativa, el diputado Jorge Meroni (MPP) defendió el principio de autodeterminación de los pueblos, y acotó que su sector no comparte los contenidos de la carta de Almagro. El Nuevo Espacio aclaró que no estaba hablando de las elecciones anteriores, sino de los comicios que se desarrollarán el próximo mes, de los que opinó que «merecen algunos reparos».

Por su parte, Asamblea Uruguay cuestionó al MPP por su cambio de posicionamiento con respecto a Almagro con una pregunta retórica: «¿Resulta que Almagro hasta hace unos meses era un compañero valioso y ahora se convirtió en un cipayo del imperialismo?», preguntó la delegada del sector. A causa de las diferencias a la interna del Frente Amplio, la resolución a favor de Venezuela no se llegó a votar y a pedido de algunos sectores se considerará el próximo lunes en el Secretariado Ejecutivo de la coalición.

La carta de Almagro tensó la interna del Frente Amplio a tal punto que el expresidente José Mujica decidió romper relaciones con Almagro, al que había promovido para sentarse en el sillón de la OEA. «Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido», le escribió Mujica a Almagro, consignó el semanario Búsqueda.

El Secretariado Ejecutivo del Frente Amplio enviará a Venezuela una delegación de cuatro personas, de los cuales dos serán legisladores, un representante del Partido Comunista (Daniel Marsiglia) y otro de las bases (Mariano Bianchino). La invitación para concurrir a Venezuela fue realizada por el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y excanciller Elías Jaua. Por su parte, el diputado frentista Gonzalo Mujica —quien ha fustigado al chavismo— viajará invitado por una organización no gubernamental.

El Partido Nacional autorizó el envío de una delegación de 11 parlamentarios. Viajarán Verónica Alonso, Elisabeth Arrieta, Mario Ayala, Graciela Bianchi, Armando Castaingdebat, Wilson Ezquerra, Jorge Gandini, Rodrigo Goñi, Nicolás Olivera, Gloria Rodríguez y Jaime Trobo.

El Partido Colorado confirmó la presencia de dos legisladores. A priori irán Ope Pasquet y Adrián Peña. Por su parte, el Partido Independiente aún no definió. El senador Pablo Mieres, uno de los legisladores que suele reunirse con los antichavistas en Uruguay, se excusó por estar en los días de cierre de la comisión que investiga el caso Ancap.

MON03. MONTEVIDEO (URUGUAY), 19/09/2015.- Venezolanos residentes en Uruguay se manifiestan hoy, sábado 19 de septiembre de 2015, frente a la sede del Mercosur en Montevideo (Uruguay). Los manifestantes reclamaron la libertad del opositor venezolano Leopoldo López y el respeto a los derechos humanos en el país caribeño. EFE/Rubén Figueroa
EFE/Rubén Figueroa

Fuente: Qué pasa

http://www.elpais.com.uy/que-pasa/venezolanos-marchan-uruguay.html

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Con él son tres los venezolanos que piden asilo político en Uruguay, un dato no menor si se tiene en cuenta que por ser integrantes del Mercosur pueden gestionar la residencia con solo presentar el pasaporte y los antecedentes penales. La escasez que vive el país tropical que lleva a tener que presentar la partida de nacimiento para comprar pañales, la inseguridad que tiene su máximo exponente en los secuestros —el hermano del entrenador uruguayo Gustavo Poyet es un fiel testigo—, y la represión política de cara a las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, están dando sus resultados: más de dos millones de venezolanos salieron en busca de nuevos horizontes.

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No es una migración pasajera, menos aún en una revolución bolivariana —o régimen chavista— que está anclada al poder desde hace 16 años. De ahí que la residencia sea el camino que está transitando buena parte de los exiliados (con o sin título de tales). Tres venezolanos piden por día residencia en Uruguay (1.135 en un año), tres veces más que hace un lustro. Y otros tantos vienen a ver qué tal es el país. Entre enero y octubre de este año solo por el Aeropuerto Internacional de Carrasco ingresaron 3.683 venezolanos.

La historia de Pedro —nombre ficticio por razones de seguridad—, como la de tantos otros venezolanos, sale a la luz en un momento en que en Sudamérica se debate el apoyo al régimen que encabeza Nicolás Maduro. Una carta que envió el ex canciller uruguayo Luis Almagro, hoy secretario general de la OEA, despertó las dudas sobre las elecciones parlamentarias que se celebrarán dentro de dos semanas. Y acumuló críticas del «socialismo tropical», incluso en parte de la propia izquierda (ver nota aparte).

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Pedro (21) estaba bastante lejos de esos enredos políticos. Vivía en Mérida, una ciudad estudiantil en la cordillera andina, donde cursaba Ingeniería Química. La situación presupuestal de la Universidad de Los Andes, su universidad y la más grande del país, lo llevó a cambiar las ecuaciones por manifestaciones callejeras. Lo que empezó con ese reclamo económico —hoy un docente venezolano gana 15 dólares al mes en el mercado negro— terminó en una puja política desde que cumplió la mayoría de edad.

Hay un día que este estudiante venezolano no va a olvidar: el 27 de enero de 2015. Poco después de las siete de la tarde, cuando la marcha por la avenida principal ya se había apaciguado, unos hombres armados ordenaron que Pedro y sus tres acompañantes bajasen del auto en el que viajaban y que fueran conducidos a la sede de inteligencia. Allí había otros 15 manifestantes detenidos. Tuvo que desvestirse: recibió choques de electricidad, le hicieron orinar en un hoyo que traía el agua sucia de otros baños, «cantar» el nombre de sus otros compañeros estudiantes, y hasta entonar canciones chavistas como «Viva la patria».

Tres días después de la detención, frente a frente con la doctora que revisaba sus heridas, vio cómo los policías ordenaban a la médica no anotar las secuelas que el joven traía en su cuerpo. La golpiza le dejó las 20 marcas que trajo a Uruguay, una mirada triste y, sobre todo, miedo. No quiere narrar demasiado sobre su fuga. Cuenta que fue liberado con la ayuda de abogados de la universidad y que destituyeron al juez que determinó su absolución. A los pocos días le iniciaron un juicio por tenencia de armas, mechas para preparar bombas molotov, un chaleco antibalas y panfletos que incitaban a derrocar al presidente. «Era todo mentira, apenas tenía una franela con los colores de Venezuela», recuerda. «Un actuario me comentó que el gobierno tenía la intención de ponerme en prisión por, al menos, 15 años». El motivo era encabezar la manifestación junto a otros 200 alumnos. Y recién ahí optó por huir.

Hizo más de 80 horas en auto, cruzó la frontera y luego tomó un avión. Sin dar demasiados detalles, dice que llegó a Montevideo porque ahí viven otros dos exestudiantes de la Universidad de Los Andes. Gastón, uno de esos camaradas que están en el país desde hace 10 meses, le ofreció su casa. Un mes después sale a hablar porque «aquí (en Uruguay) pintan a Venezuela como el socialismo víctima del imperialismo, y esa no es la verdad… está muy lejos de los valores socialistas». Quizás esa falsa imagen es la que más le molesta: «Soy de izquierda y, sin embargo los estudiantes de la FEUU me ven como a un facho».

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Estela Mastromatteo (54) tuvo su primer shock político cuando tenía siete años. Sus padres, militantes socialistas, fueron detenidos en Montevideo luego de grafitear tras la muerte del estudiante Líber Arce. Tiempo después, ya en dictadura, a su padre le prohibieron seguir dando clases de Dibujo en los liceos. La familia se refugió en Venezuela y agradeció «el gesto que tuvo el gobierno de ese país al romper relaciones con Uruguay por el secuestro de la maestra (Elena Quinteros)».

Estela dejó en Montevideo a un novio de la adolescencia, pero se llevó sus «ideales de izquierda». Por esa tradición, en 1999 votó por Hugo Chávez, un militar devenido en político que daba largos discursos prometiendo «un cambio de modelo». Menos de un año después, ella y sus compañeros de Bibliotecología se decepcionaron. «Los intelectuales que acompañaron al chavismo huyeron y primó el interés del poder».

A la frustración política le siguió el temor: «Las calles comenzaron a llenarse de motociclistas con ametralladoras, en todas las familias conocemos a alguien que secuestraron o mataron, y en las marchas de universitarios nos empezaron a disparar», recuerda esta uruguaya que retornó al país hace cuatro años.

En Uruguay se reencontró con su amor de cuando tenía 14 años, pero no pudo olvidar lo que vivió en Caracas. Uno de sus hijos sigue estando allí y eso le «da miedo». La adaptación tampoco le fue fácil: no pudo ingresar a trabajar en la Universidad de la República para seguir con su tarea de académica, y siente que el gobierno los trata (a ella y al resto de los retornados) «peor que a los sirios, a ellos al menos les dan un pedazo de tierra», admite sin esconder la desilusión. Estela respira profundo, hace una pausa como midiendo sus palabras, y lanza: «No puedo aceptar que el Frente Amplio sea cómplice, estuve junto a mi padre en el primer acto del Frente y ahora reaccionan así… me siento traicionada porque saben todo lo que pasa en Venezuela y prefieren callar».

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EFE/Rubén Figueroa

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«La verdad al final se sabe. Fiscal habla de falsas pruebas y presión del Gobierno en caso de López». Ese fue el último tuit en la cuenta @Veneguayos, un movimiento de venezolanos que viven en Uruguay y que, en forma espontánea, comenzaron a reunirse. Hoy cuentan con 601 seguidores en Twitter y 413 en Facebook. Son los portavoces de la oposición venezolana. Los encuentros comenzaron hace dos elecciones. Unas diez venezolanas que residen en Uruguay decidieron juntarse para debatir sobre la situación política del país tropical. El grupo fue creciendo y llegó a congregar a más de 100 personas en una reunión. De a poco pasaron a ser los referentes de la comunidad antichavista y el nexo entre la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y los legisladores uruguayos. «La MUD es la agrupación de 21 partidos políticos que se unen solo a efectos electorales para hacerle sombra al chavismo», explica Fernanda Escuder, una de las integrantes de la organización en Uruguay. Los resultados de las últimas encuestas les dan a los opositores una ventaja de entre 20 y 30 puntos, dependiendo de la consultora. De confirmarse estos resultados, el régimen pierde la mayoría parlamentaria y Maduro queda al borde de un referéndum revocatorio. De ahí que fuera el propio presidente venezolano quien intimara a la población. En su programa de televisión de esta semana dijo sobre un posible gobierno de la oposición: «Si los dejamos… porque si se atrevieran, en la película del terror les apagamos el televisor, y nosotros sabemos cómo. A buen entendedor… pocas palabras».

En estas elecciones, al ser solo parlamentarias, los venezolanos del exterior no están autorizados a votar. Claudia Briceño, una de las activistas antirrégimen, piensa viajar de todos modos. «Siento esa obligación, así como en Uruguay siento la necesidad de difundir lo que pasa».

En Venezuela la inflación está en el 600%. Sencillo: con el dinero que hace tres años costaba una casa, hoy un ciudadano se compra una licuadora. Esto lleva a que a los exiliados políticos se les sume el exilio económico. El 88% de los inmigrantes está en edad laboral. «Esto nos hizo dejar un poco de lado la política y tener que atender a los compatriotas que están llegando en masa», señala Vanessa Sarmiento, otra de la militantes de @Veneguayos.

Vanessa hace 16 años que está en Uruguay, Fernanda hace seis, Claudia hace cinco, Estela hace cuatro, Gastón hace 10 meses y Pedro hace uno. Y todos siguen sintiendo el temor. Pedro lo resume: «Temí por la prisión y mi vida».

Astoristas frenaron resolución de apoyo al chavismo.

VALERIA GIL

La situación de Venezuela divide en dos al Frente Amplio. Están los que defienden a capa y espada al gobierno del presidente Nicolás Maduro, y los que ponen bajo sospecha las elecciones legislativas que se realizarán el 6 de diciembre. De un lado está el expresidente José Mujica (MPP), y del otro el ministro de Economía Danilo Astori (Asamblea Uruguay), quien consideró «magnífica» la carta en la cual el excanciller y secretario general de la OEA, Luis Almagro, advierte que «no está garantizada la transparencia electoral» en ese país tropical.

El tema estuvo sobre el tapete ayer en la reunión de la Mesa Política del Frente, donde las bases de Montevideo propusieron una declaración en apoyo al «proceso electoral transparente» en Venezuela.

Además, el texto sugerido ponía como eje central la observación electoral realizada en Venezuela en 20 instancias anteriores, la cual fue avalada incluso por la Fundación Carter de Estados Unidos.

Si bien no se hacía directa referencia a Almagro, la declaración impulsada por las bases contradecía la demoledora carta de 18 páginas que escribió el secretario general de la OEA. De este modo, el planteo abrió una discusión entre el astorismo, las bases y el Movimiento de Participación Popular (MPP).

«Yo esa resolución no la voto», dijo en la reunión el delegado del Nuevo Espacio en la Mesa Política, Carlos Calvo, contaron a El País participantes del encuentro. Ante esta negativa, el diputado Jorge Meroni (MPP) defendió el principio de autodeterminación de los pueblos, y acotó que su sector no comparte los contenidos de la carta de Almagro. El Nuevo Espacio aclaró que no estaba hablando de las elecciones anteriores, sino de los comicios que se desarrollarán el próximo mes, de los que opinó que «merecen algunos reparos».

Por su parte, Asamblea Uruguay cuestionó al MPP por su cambio de posicionamiento con respecto a Almagro con una pregunta retórica: «¿Resulta que Almagro hasta hace unos meses era un compañero valioso y ahora se convirtió en un cipayo del imperialismo?», preguntó la delegada del sector. A causa de las diferencias a la interna del Frente Amplio, la resolución a favor de Venezuela no se llegó a votar y a pedido de algunos sectores se considerará el próximo lunes en el Secretariado Ejecutivo de la coalición.

La carta de Almagro tensó la interna del Frente Amplio a tal punto que el expresidente José Mujica decidió romper relaciones con Almagro, al que había promovido para sentarse en el sillón de la OEA. «Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido», le escribió Mujica a Almagro, consignó el semanario Búsqueda.

El Secretariado Ejecutivo del Frente Amplio enviará a Venezuela una delegación de cuatro personas, de los cuales dos serán legisladores, un representante del Partido Comunista (Daniel Marsiglia) y otro de las bases (Mariano Bianchino). La invitación para concurrir a Venezuela fue realizada por el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y excanciller Elías Jaua. Por su parte, el diputado frentista Gonzalo Mujica —quien ha fustigado al chavismo— viajará invitado por una organización no gubernamental.

El Partido Nacional autorizó el envío de una delegación de 11 parlamentarios. Viajarán Verónica Alonso, Elisabeth Arrieta, Mario Ayala, Graciela Bianchi, Armando Castaingdebat, Wilson Ezquerra, Jorge Gandini, Rodrigo Goñi, Nicolás Olivera, Gloria Rodríguez y Jaime Trobo.

El Partido Colorado confirmó la presencia de dos legisladores. A priori irán Ope Pasquet y Adrián Peña. Por su parte, el Partido Independiente aún no definió. El senador Pablo Mieres, uno de los legisladores que suele reunirse con los antichavistas en Uruguay, se excusó por estar en los días de cierre de la comisión que investiga el caso Ancap.

MON03. MONTEVIDEO (URUGUAY), 19/09/2015.- Venezolanos residentes en Uruguay se manifiestan hoy, sábado 19 de septiembre de 2015, frente a la sede del Mercosur en Montevideo (Uruguay). Los manifestantes reclamaron la libertad del opositor venezolano Leopoldo López y el respeto a los derechos humanos en el país caribeño. EFE/Rubén Figueroa
EFE/Rubén Figueroa

Fuente: Qué pasa

http://www.elpais.com.uy/que-pasa/venezolanos-marchan-uruguay.html

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